Fue la maratón de París la que me obligó a parar y a pensar un poco. La mente está más preparada que el cuerpo, y la presión era demasiada alta. Desde entonces hasta ahora, me he dedicado a preparar al cuerpo y a salir de la lesión que esta vez era de las serias, de las de dejarlo todo.
Los últimos kilómetros fueron fatales, no sólo por el muro, al que estaba preparado, si no por la lesión que hacía que el dolor en la pierna derecha fuera más y más insoportable.
Esta maratón ha sido también la más emotiva. Cuando todo es fácil no tiene valor. Cuando tus fuerzas y tus posibilidades están en el límite, cuando lo has dado todo y ves que no ha servido para nada, cuando tu cuerpo dice basta... ahí está tu fuerza de voluntad, y eso lo mueve todo.
El diploma:
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